Mucho hablamos de la inteligencia, del conocimiento y del
saber. Ciertamente consideramos inteligentes a las personas que tienen una gran
cantidad de conocimiento en su poder, así como también asignamos dicho término
a aquellos que han alcanzado lo que para nosotros significa el éxito.
Gracias a muchos personajes de la historia, que han marcado
hitos importantes en nuestra sociedad el término inteligencia se desnuda un
poco para mí al hacerme simples preguntas como ¿es inteligente aquel que “hace
daño” a los demás por conseguir sus objetivos? ¿Hemos subestimado a aquellos
seres que parecen “dementes” viéndolos como tontos o poco inteligentes pero aún
así consigues sus objetivos?, como éstas muchas preguntas más, y siempre llego
a la misma conclusión.
La Inteligencia para mí, es la capacidad de conocer mis
fortalezas y habilidades innatas, así como nuestras debilidades y utilizarlas para
conseguir mis objetivos. Es un error pensar que aquel que consideramos
inteligente tiene todas y cada una de las habilidades y competencias
desarrolladas. El “truco” está en conocer las fuertes y reconocer las débiles y
como un titiritero manejarlas en un sentido específico.
Suena un poco frío o calculador, pero la sinceridad interna
(conmigo misma) creo que es la que origina los mejores beneficios. Ser honestos
en cuales NO son habilidades desarrolladas nos puede servir para mucho. Primero
para no empecinarnos en cosas que normalmente no podríamos lograr, y segundo,
para potenciarlas con ejercicios que nos permitan sacar el mayor partido
posible a las mismas.
No estoy diciendo que no somos capaces de lograr todo en
éste mundo, estoy diciendo que debemos ser capaces de reconocer nuestras más potenciadoras herramientas para lograrlos. Muy
difícilmente seremos iguales a nuestros padres, hermanos, jefes o compañeros, cada
uno tiene sus habilidades para alcanzar el éxito, ¿Conoces las tuyas?
El autoconocimiento es una herramienta muy poderosa en el
éxito ya sea en lo personal o en lo profesional. No desestimes conocer lo que
te potencia, lo que te limita, aprender a reconocer en otros las características
que afloran en ti lo mejor o lo peor, aquello que te motiva o te desmotiva. Aunado a esto nos encontramos con una pregunta que es muy
tomada a la ligera ¿Cuál es tu objetivo?
Reconocer nuestros objetivos va mucho más allá que la típica
respuesta que se da en una entrevista de trabajo (en un alto porcentaje falsa y
sin sentido). Cada segmento de nuestra vida tiene o debe tener un objetivo. En
la vida en pareja, la compañía, formar familia, afecto, etc., en la vida
laboral, beneficios monetarios, estatus social, alimentación del ego, cumplir
un rol deseado, etc. Y como estos muchos más, cada segmento de nuestra vida
tiene un objetivo planteado y para conseguirlo debemos ser conscientes de nuestras
herramientas para alcanzarlos.
No todos tenemos la posibilidad de trabajar en algo que en
su esencia sea motivador para nosotros. Muchos trabajan en áreas que le son
estériles para su mente. Entonces ¿no van a lograr ser buenos trabajadores? ¿No
conseguirán el tan deseado “éxito” al no ser su trabajo de ensueño? Mi
respuesta a esto es: Son capaces de conseguir esto y más, siempre y cuando
conozcan su objetivo y canalicen su inteligencia, habilidades y competencias tras ello.
Debemos separar 2 concepto muy fácilmente confundibles el objetivo
y el sueño. El objetivo es una estructura alcanzable y no siempre estará
relacionada con nuestros sueños. Por ejemplo yo, toda la vida soñé con ser
bailarina pero mi objetivo en la vida laboral es conseguir un estatus dentro de
mi entorno. Ciertamente no lograré ser una bailarina siendo coach, pero si
puedo conseguir mis objetivos laborales, personales y capaz conseguiré un espacio
para lograr mi sueño, o tal vez la satisfacción de alcanzar mis objetivos hará que
mi sueño sea cada vez más pequeño.
Los invito a desarrollar su inteligencia, a descubrirse, a
conocer sus habilidades, fortalezas y debilidades, a reconocer los objetivos de
su vida y separarlos de sus sueños, y trabajar en pro de éstos objetivos, poco
a poco verán que se convierte en algo innato, rechazar lo que no “va” con
ustedes y recibir cosas que nunca pensaron que serían parte de su plan. Es un
trabajo de tiempo y dedicación pero vale el esfuerzo.
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Hola:
ResponderEliminarLa inteligencia no se basa en saber más o mejor las cosas, ni en tener títulos, estudios o licenciaturas en algo.
Siempre he visto mucho más allá el concepto de inteligencia, hablando como tal, la capacidad puramente intelectual del ser humano, porque ya si hablamos de inteligencia emocional, la cosa cambia.
Cuando una persona saca el mayor partido al ambiente en el que se encuentra, se adapta a sus situaciones para volverlas favorables y beneficiosas para sí mismo, entonces, hablaríamos de una persona con una mente desarrollada e inteligente.
Así podríamos compararlo con todo.
Comentas sobre las personas que son capaces de hacer daño a los demás para conseguir sus objetivos. Bueno, creo que el enfoque cambia, debido a que hay conceptos básicos que no deben mezclarse, y el hacer daño, es uno de ellos, por lo que si alguien que consigue sus metas, pero ha arrasado con todo lo que tenía en su camino, más bien sería un estúpido, que otra cosa.
De hecho, existe una línea muy fina que separa la genialidad y la inteligencia, de la demencia y la locura (hablando de su máxima potencia).
Muy interesante tu artículo.
Un saludo
www.elexitoenvida.com